periodismo cultural y nueva obra
TUS OJOS Y EL MIEDO.
4 POEMAS DE SUSANA PÁEZ
Para Jeanne Sosa
Pasó el naufragio.
Ella duerme en el infinito.
Su luz enciende, cual los de un gato, los ojos de los sobrevivientes.
Cactus
Tenía ojos de perra callejera, de los que dicen: si me querés te quiero, haceme un lugarcito que quiero dormir, dame de comer y yo a cambio voy a lamer tus heridas y a estar contigo mientras me quieras. Tenía uñas de gata de nadie, que sacaba cuando le quitaban el abrigo y lo que era suyo por ley de fidelidad canina. Pobre felina hirsuta con ojos de perra. Tenía alma de pájaro enfermo con las alas rotas que no pudo volar cuando su ser gata le saltó encima, pobre pájaro, charquito de sangre y un montón de plumas. Pobre gata loca cuando su ser perra le partió el espinazo y la sacudió como a un calcetín sucio. Pobre perra vagabunda andando en dos pies descalzos por un sendero de piedras, tropezando ensangrentó el camino. Pobre cactus solitario en el desierto alzando sus espinas sin uso.
Emilia
Tuve que matarla. No hubiera querido hacerlo; estaba allí, frágil e inocente, pero no tuve opción. La primera vez que la vi, me pareció insignificante. Fue pasando el tiempo y me encantaron sus largas extremidades y su aire de haber estado siempre ahí, oscura, serena, sencilla, siempre a la espera de algo que hiciera temblar los hilos de su vida. Por mí habría muerto de vejez. Pero un día mi madre gritó. No tuve que preguntar: la había visto. Emilia se transformó en un pequeño bulto blando y jugoso pegado a la suela de mi zapato, dos de sus ocho patas se movían ligeramente con el aire de mi voz cuando respondí.-Ya está.
Fría
como luz de luna
relámpago lejos
espada y puñal
Fría
llovizna de junio
beso de difunto
cuchillada y sal
Fría
escarcha de julio
cascabel de loco
tu sien de metal
Fría
piel de la serpiente
silencioso el ojo
lengua criminal
Fría
venganza en el hielo
tus ojos y el miedo
no hay marcha atrás
Fría
baila lenta y sola
sudeste la lleva
no espera señal