periodismo cultural y nueva obra

reseña

04.06.2011 17:51

 

Desde fines de los noventas,  ningún disco me golpea directo en la primera audición como me sucedió cuando descubrí a Placebo, o a P. J. Harvey, o como cuando oí el Kid A de Radiohead o el The Boatman’s Call de Nick Cave. Y es bueno que me vuelva a pasar porque eso significa  que no todo está perdido y que en un planeta Tierra sin demasiadas opciones de salida, aún queda el placentero universo de la música para refugiarse.

Los responsables de esa sensación se llaman Menomena, un trío de Portland (Oregon) conformado por Brent Knopf, Danny Seim y Justin Harris. Mines es la placa número cuatro de su discografía, y es una producción musical que no de respiro. Las canciones se suceden convincentes, llenas de expresividad e innovación, y cuando acaban de pasar y el disco finaliza, uno queda preguntándose “¿y dónde está el material de relleno?”.

Liberado de zonas flacas, el último disco de la banda estadounidense te conquista en cada movimiento con su manifiesto ecléctico de sonidos y técnicas instrumentales provenientes de las más variadas tiendas. En tren de definirla habría que explorar la etiqueta música open mind como posibilidad, pero haciendo la salvedad de que así como parecen receptivos a casi todos los estilos que viabilicen el desarrollo de su experiencia creativa, no parecen tan proclives a hacerlo de cualquier manera.

La cosa tiene que sonar sobria y tiene que dejar constancia al escuchar cada composición,  que allí hubo un trabajo que buscó lo frondoso y le escapó a lo anodino, a lo cursi, a lo vulgar, que allí hubo el rastrillo tras una idea antes que dejarse vencer por las fuerzas que te adormilan en la misma solución de siempre repetida.

De ahí que los tipos sorprendan con arreglos raros donde nadie se quemaría la cabeza, o que en determinado momento de la canción,  el camino se tuerza en una dirección por la que no se venía transitando.

“Taos” por ejemplo, es un  rock con trazos de power trío (a lo Jimi Hendrix o a lo Cream) que mete una bajada dinámica de piano clásico y luego vuelve al climax original.  “Killemall”, un pop rock con melodía de reminiscencias sesentistas y un teclado que cuando participa, muestra características instrumentales de los  años ochentas. Algunas cosas como “Lunchmeat” suena a Pink Floyd por la espacialidad oscilante de las teclas en la introducción y luego cambia de rumbo, mientras que  “Bote” es una extraña mezcla de art rock (a lo Bowie) con vientos propios de soul y rockeras guitarras punteadas. Hay también uniones ¿imposibles? de dark y jazz, de pop rock con jazz, y climas de jugueteo típicos de los Pixies.

En la música de Menomena hay casi de todo y el saldo resultante, a la vez que se presenta como algo nuevo si se lo toma de conjunto, tiene claras resonancias conocidas si se consideran sus partes aisladas. No han dado nacimiento a alguna novedad en el sentido de quiebre con el pasado, pero en la apropiada unión de varias cosas de otras épocas, así como en la confluencia de elementos pretéritos con otros más actuales, sí que hay algo que han inventado.

 

Leonardo Scampini

 

 

 

 

 

LISTA DE TEMAS

 

 

 

 

Mines

Menomena

Barsuk Records, 2010

 

 

 

 

 

 

01. Queen Black Acid
02. Taos
03. Killemall
04. Dirty Cartoons
05. Tithe
06. Bote
07. Lunchmeat
08. Oh Pretty Boy, You're Such a Big Boy
09. Five Little Rooms
10. Sleeping Beauty
11. Intil

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