periodismo cultural y nueva obra

entrevista

30.06.2011 07:02

 

Con Jorge Bonaldi

 

 

CANCIONES PARA UN TIEMPO CIRCULAR

 

Se define como un cantante de intervención y luego de 17 años de no actuar para el público adulto, vuelve a la Sala Zitarrosa a presentar el primer volumen de “Obra y  Gracia” (CD / DVD, Ediciones Ayuí), una buena excusa para revisitar la obra de un artista fundamental de la MPU.

                            

 

                                 

 

 

-¿Por qué el volumen inicial de “Obra y Gracia” comienza haciendo un muestreo de tu trayectoria desde grabaciones en vivo de la última etapa de la misma y no desde tus primeros materiales?

 

 

-Más que mostrar mi trayectoria, la publicación de mis obras completas es una buena coartada para retomar el contacto con el público mayor. Para la presentación del trabajo vamos a hacer una cosa diferente desde la puesta en escena y desde el necesario agiornamiento de las canciones para tratar de vincularlas a la época actual.

 

 

-En el DVD hay un video con la canción “A Don José” que desde su tratamiento electrónico deja ver a un Bonaldi bien actual.

 

 

-Esa es una versión muy personal donde procuré, en el mayor de los respetos a Los Olimareños y a la versión gloriosa que ellos hicieron, traer la canción un poco más hacia el siglo XXI, y hacia sonoridades más adecuadas a la música tecno. Utilicé recursos tímbricos diferentes e introduje unos cambios armónicos que me parecen fundamentales para resaltar el dramatismo de la epopeya de Artigas. O sea que para hacer esas modificaciones, no tanto me basé en la canción de Rubén Lena sino en el personaje.

 

 

-Otra parte del DVD incluye un reportaje donde se cuenta algo que tiene que ver con la historia de Canciones para no dormir la siesta. ¿Sentís que ese grupo tope de la canción para niños que vos supiste integrar, dio todo lo que tenía que dar o que le quedaron cosas por hacer?

 

 

-Canciones... hizo lo que pudo de acuerdo a sus recursos intelectuales. Como grupo había dado todo lo que podía bastante antes de su disolución. Fue un grupo que se caracterizó por ser contestatario y por tener una importante discusión política en la interna. Ya con muchos años de trayectoria y con un cansancio bastante pronunciado, se juegan sus últimos boletos a tener un programa de televisión que determinó su neutralización y su separación. Esta última experiencia es la que estoy explorando en ese reportaje. De esa misma época es de donde rescatamos otra serie de videos que se incluyen en el DVD: Las historias de la República de Contiguania.

Ese era un proyecto muy frondoso que apuntaba a unir crítica, crónica y sátira a la sociedad uruguaya. Contiguania es una república imaginaria que debe su nombre al hecho de constituir una realidad contigua a la que a la sazón se estaba verificando en Uruguay. En esa república -que en realidad es una monarquía parlamentaria- pasan cosas tales como que existe un rey llamado Ventajieri 1ero., existe un único partido político que es el Partido Ventajoso y existen los eternos candidatos a primer ministro y viceprimer ministro. Los habitantes de esa república son los contiguanos, unos seres que viven permanentemente en la semioscuridad debido a que siempre hay restricciones de luz. Las industrias estaban totalmente destruidas para privilegiar la importación de porquerías y había habido unas leyes de la enseñanza que sumieron a la población en el semianalfabetismo durante generaciones y generaciones. Es por eso que muchas veces, la república de Contiguania es sede del Campeonato Mundial de la Ignorancia, un evento donde los participantes acumulan puntaje por ser los más indiferentes y los más ignorantes respecto a cualquier tipo de tema.

Estas historias eran parte del programa de TV de Canciones..., y en su momento fueron objetadas invocando acuerdos previos de no-politización del material por parte de la dirección del canal. En realidad no había tal politización sino una crítica de tipo socioeconómica hecha con una vistosidad que podría resultar interesante e incluso familiar para los niños. Esta objeción provocó una muy áspera discusión interna donde yo quedé en minoría absoluta y se optó por sacrificar esta pieza que era de unos tres o cuatro minutos de duración.

 

 

-¿Creés que Canciones para no dormir la siesta ha tenido el mismo reconocimiento que tuvo otro grupo en el que vos participaste como Los que iban cantando?

 

 

-Sí, Canciones... ha tenido un gran reconocimiento popular.

 

 

-Pero en el plano periodístico, ¿ha habido interés por historiar al grupo o hacer un análisis de la significación musical de su trabajo?

 

 

-Lo que pasa es que en este país, todo el trabajo de música para niños es objeto de cierto desprecio de parte de la crítica inteligente. Canciones...

protagonizó los mayores espectáculos en época de dictadura: en 1983 hicimos dos palacios Peñarol llenos en un mismo día y a la semana, un Cilindro. Estamos hablando de casi veinte mil personas, una cifra que era impensable en ese momento para un único número. Sin embargo, cuando se hace la historia de la MPU no se menciona este detalle. Canciones... fue una pequeña revolución en el ámbito de la música para niños y fue el puntapié inicial para otros proyectos más avanzados.

 

 

             

 

LA COLADERA EN EL PARAÍSO

 

 

 

-Ese desinterés que hay por lo que significó Canciones...,¿también se da respecto a la música de Jorge Bonaldi?

 

 

-No...no sé. Hace tanto tiempo que no trabajo para los mayores...

 

 

-¿Cómo medir entonces la desaparición de tu música de los medios de comunicación?

 

 

-Creo  que la música de Lazaroff, la de Trochón y la de Los que iban cantando, fue literalmente borrada del mapa con el advenimiento de la neodemocracia. Se sabía que nosotros éramos absolutamente intransigentes en nuestras posturas y de una politización muy fuerte, y de alguna manera, nos borraron de los medios de comunicación. Todos los 22 de marzo se recuerda la muerte de Jorge Lazaroff sin embargo, no se lo difunde de acuerdo a la estatura de su música o se pasan apenas sus canciones más estándar. A mí me parece fenomenal que Mateo o Zitarrosa sean objeto de culto en nuestro país, pero los documentos discográficos muestran que la música de Jorge Lazaroff es mucho más avanzada que la de ellos dos.

A los que integramos Los que iban cantando se nos reconoce como disparadores de una generación de cantautores pero la música ha desparecido de los medios. Evidentemente sigue siendo un tipo de canción que resulta incómoda.

 

 

-Otra forma de desaparición del trabajo de ustedes, puede apreciarse en el hecho de que no haya demasiados jóvenes tratando de continuar esos caminos estéticos. Esos mismos jóvenes, sin embargo, siempre parecen dispuestos a seguir la pista de algún compositor internacional...

 

 

-Ahí operan varios factores. El principal es la desinformación y el hecho de que uno no esté de moda. Cuando uno prende la FM, escuchamos locutoras que saben muchísimo acerca de la vida de Mark Knopfler y de lo último que apareció en Gran Bretaña, pero toda esa erudición no la demuestran al momento de tener que hacer la ficha técnica de un cantante popular uruguayo. Ahí tenemos una punta de por qué los jóvenes no continúan las tradiciones. Por otro lado, los cantantes de opinión seguimos siendo seres sumamente fastidiosos. Hay un mensaje muy claro de parte de la gente. La gente no quiere pensar, la gente quiere creer. La gente quiere creer que somos libres, quiere creer que tenemos un gobierno popular aunque no haga actos de masas; la gente quiere creer que va a venir un funcionario con una bandeja repleta de cambios y que los uruguayos, podemos hacernos la coladera en el paraíso. En ese contexto, los cantantes de opinión –que somos cada vez menos- resultamos siempre una especie de tábano molesto.

 

 

-¿Cómo volver a conectar con el público adulto entonces?

 

 

-Bueno, allí se plantea el desafío. Si las canciones que yo compuse hace 20, 25, 30 años atrás encajan en situaciones actuales, además de gratificarme me inquietaría. Porque estaríamos en la pauta que el Uruguay es un país donde el tiempo es circular y la historia se repite, se repite y se repite, quizá con pequeños toques de maquillaje.

 

 

-¿Y es bueno o es malo que la historia sea circular?

 

 

-Es muy malo. En el Uruguay  de hoy hay presos políticos, hay desaparecidos que nunca terminan de aparecer, hay torturadores y golpistas que están contentos o están contentados. Y esto me parece más inquietante que el hecho de que mis canciones encajen o no, ya que estaría dando la pauta de que la historia ni asoma con cambiar.

 

Leonardo Scampini

 

 

*Publicado en alguna edición de La Diaria, mediando el año 2007.

 

 

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