periodismo cultural y nueva obra

entrevista

22.02.2011 21:19

 

 

 

Con Guillermo Peluffo (Trotsky Vengarán)

 

 

 

                   

          Rock simple, tarea complicada

 

 

            

 

 

 

 

En su haber hay dos discos de oro y una popularidad a prueba de balas, verificable en el buen ritmo de ventas de Hijo del rigor (Koala Rds), su más reciente registro.

A pesar de que gran parte de la crítica los ha venido negando sistemáticamente, ellos siempre confiaron en su producto y tienen la seguridad de que aún pueden obtener más logros de los alcanzados.

“Nosotros queremos más –dice con énfasis Guillermo Peluffo- porque creemos que hacemos una música que está buena, que a nosotros nos emociona y que todavía se la podemos mostrar a mucha más  gente”.

 

UN PARTIDO DIFICIL

 

 

          

 

-Cuándo arrancaron como banda, ¿pensaron que iban a llegar a grabar ocho placas y a tener varios discos de oro?

 

-Cuando arrancás sí, tenés la fantasía. Después de tocar dos o tres años nos pareció que nunca en nuestra vida íbamos a llegar a nada porque allá por el 93 / 94, que fue cuando salimos, era muy difícil tocar. Hacíamos recitales, llevábamos muy poca gente y nos parecía que no, que no íbamos a lograrlo. Los sueños de triunfar se habían desvanecido totalmente al comprobar que no pasaba nada con un disco como el tercero, hecho con Polygram de Argentina y con toda la producción. Ahí pensamos “ya está”, pero igual seguimos tocando y grabando discos porque nos divertía hacer música,  hasta que un día empezó a cambiar la pisada, cuando ya no hacíamos ningún esfuerzo para que eso sucediese.

 

-¿El cambio se produjo a partir del disco Durmiendo Afuera?

 

-Exacto.

 

-Eso coincide con la llegada de un nuevo público al rock. ¿Es la generación de la década del cero diferente a la de los años noventa?

 

-Yo creo que algo pasó ahí. No sabemos exactamente qué pero es evidente que el cambio generacional nos favoreció muchísimo. Por la vieja guardia no éramos bien vistos, nunca fuimos considerados dignos de nada. No lo digo como una sensación térmica, es algo que nos manifestaron en muchas oportunidades, que se expresaba en columnas periodísticas. Ser elegidos consuetudinariamente como la peor banda del año, la peor banda del recital... Cuando cambia el público, cuando coincide que ese disco (Durmiendo afuera) lo produce Jaime Roos, el panorama cambia para nosotros también. “Vamos a hacer sonar distinto a este disco –dijo Jaime- porque como lo hacen sonar ustedes, nadie entiende nada”, y en términos de la mezcla, hizo algo totalmente diferente a lo que nosotros hubiésemos hecho. Nosotros respetamos el trabajo del productor porque sino, ¿para qué ponés a alguien en la tarea de producir un registro? Pero si hoy tuviéramos que volver a grabar ese disco, lo haríamos con un criterio diferente al de él.

 

-A juzgar por los resultados, Jaime Roos dio en el blanco.

 

-Los resultados están totalmente a la vista. Recuerdo inclusive que cuando salió el disco, pareció repetirse la suerte de nuestros trabajos anteriores y entonces ya nos pusimos a hacer el siguiente. Mientras lo grabábamos, que es cuando explota toda la crisis del año 2002, viene el tipo del sello y nos dice “el disco se empezó a vender”. Nosotros seguimos grabando y al otro año hicimos el disco  en vivo y entonces, eso generó un efecto bola de nieve tal que cuando terminamos de grabar el Pogo, la banda era totalmente distinta en términos de convocatoria.

 

-Ahora son aceptados por el público pero, ¿la crítica los acepta también?

 

-La diferencia es que en los noventa, la crítica se hacía por gente que provenía de un solo sector; ahora es mucho más variado y además, llega un momento en que queda demostrado que es una cuestión de gustos también. Yo creo que la banda nuestra, que es muy básica, que se maneja con pocos elementos musicales, que como se dice es muy cuadrada, cuando la ves en vivo en contundente. Llega un momento en que por más que hables y hables, la banda ha marcado su historia tocando en vivo y jugando un partido difícil.  Vos podés decir “le fue bien una vez” pero al final, como nos pasó en el Pilsen Rock, parece que nadie nos está esperando y de repente te ponés a tocar y se da vuelta todo el Parque de la Hispanidad. Todos los recitales son diferentes pero vos te subís a un Pilsen Rock y es como una guerra, es nosotros o ellos, porque el público es parte fundamental de los espectáculos de rock y vos tenés que dominar el show. Es una guerra psicológica si se quiere y estás obligado a cautivar al público.

 

-Recién decías que el rock de Trotsky es básico, ¿eso es sinónimo de música fácil?

 

-Fácil es hacer canciones con pocos elementos de notas, lo difícil es hacerlo para que suenen lindas, agradables, atractivas. Después que sacás siete discos con obra original, llega un momento que decís “no, ya no es tan fácil”, porque nosotros mismos somos los que no nos dejamos seducir por otros estilos musicales. Cuando ahora decís “quiero hacer una canción”  ya sos mucho más exigente y entonces componer es cada vez más dificultoso. En este tipo de música que está gobernada por los sentimientos, por los impulsos, por la cuestión anímica, llega un momento en que la inspiración existe. ¿Cómo gobernar la inspiración? Sencillo: en cada disco cambiamos el sistema de trabajo. Para el disco anterior compusimos muchísimo a lo largo de mucho tiempo y seleccionamos luego; para este disco dijimos “se graba tal día”, antes de tener las canciones hechas. En una discusión interna alguien preguntó “¿y qué si no llegamos con las canciones?”. Si no llegamos lo suspendemos y listo pero, vamos a hacer lo siguiente: venimos todos los días a ensayar, componemos todos los días y después, elegimos las mejores canciones y las grabamos.

 

-Eso suena más a oficio que a inspiración.

 

-Lo que pasa es que la inspiración no llega si no estás trabajando. Durante tres meses de trabajo vos no precisás estar inspirado todos los días, precisás que los cuatro días que se te ocurren las ideas, te agarre tocando.

 

-Siempre han comparado a Trotsky Vengarán con Los Ramones pero en este último disco hay cosas parecidas a Green Day y algunas canciones bien hardcore.

 

-Es cierto. Lo de los Ramones es como un mito que inventamos nosotros mismos porque decir Ramones en los noventa, era como lo peor de lo peor, eran horribles. Ahora que están muertos, Los Ramones son algo de culto. Siempre decimos que somos una banda ramonera en el sentido de la simpleza de las canciones o de usar esos golpes bajos que tienen Los Ramones que, en una melodía pesada te meten esos atajos que vos decís “le va a gustar hasta a los niños”. Es como caminar en la cuerda floja entre lo terraja y lo original. Sin duda que musicalmente nos nutrimos de todo el punk y fundamentalmente de la tríada del 77: Ramones, Pistols, Clash pero también, de muchos otros grupos más nuevos dentro de esa línea como pueden ser Green Day, Bad Religion o Social Distortion. De cualquier manera, la banda que más tics tiene de Los Ramones acá, es Buitres y no Trotsky.

 

-¿Están viviendo de la música?

 

-No, para nada. Algunos miembros están tratando pero en general, todos tenemos otras actividades. Sucede además, que gran parte de los ingresos generados por la banda los invertimos en la banda: tener un buen equipo, un sistema de monitoreo para escucharte bien mientras tocás, instrumentos de repuesto, luces, y capital para poder cubrir diferentes aspectos de la producción de un disco.  Es cierto que la banda tiene cachets importantes pero así como a veces cobramos buenas sumas, en ocasiones se toca gratis o se pone dinero para tocar. Si uno hace un promedio anual, los números no son excesivamente abultados. No somos de las bandas que ganan menos pero tampoco de las que ganan más.

 

-¿Han tratado de abrir el mercado argentino?

 

-Nosotros empezamos a ir a Buenos Aires el año pasado y empezamos en el circuito under, tocando con bandas que les va un poco mejor que a nosotros como Nada que hacer o Expulsados. Lo que queremos sacar de Buenos Aires es un par de fechas buenas por año, no buscamos pegarla. Ir allá y pararnos frente a un público que no conoce ninguna canción tuya nos hizo muy bien. Ahí  es donde te das cuenta si lo que estás tocando a vos te gusta. Si les gusta a los demás...vamos a ver, pero el asunto es cuando vos terminás la segunda canción y escuchás como vuelan las moscas porque nadie te aplaude y te faltan cuarenta minutos de actuación: ahí más vale que te guste lo que hacés. El hecho de que te vaya bien o mal con el público depende de muchos factores de los cuales vos, el único que podés controlar, es tu show; y para que salga bien tu show, vos tenés que estar contento haciéndolo y tenés que pararte arriba del escenario como diciendo “aquí me vine a comer los  nenes crudos”.

 

-Como para demostrar que son capaces, ¿les gustaría alguna vez hacer un disco complejo tipo Radiohead?

 

-Para nada. Nosotros somos la vieja guardia y nos quedamos ahí porque eso es lo nuestro. Nosotros somos los que cuidamos el fuego eterno del rock.

 

Leonardo Scampini

 

*Publicado por vez primera en alguna edición de La Diaria de mediados del 2007 (Montevideo, Uruguay).

 

 

 

 

 

                       LOS PELUFFO

 

 

-Vienen de la misma familia y los dos son cantantes. ¿Esa vocación se manifestó tanto en tu hermano Gabriel como en vos desde la infancia?

 

-La vocación de cantar era más que nada de Gabriel, que ya cuando estaba en la escuela quería ser como Sandro o como Nino Bravo. Le encantaba comprarse los programas de carnaval y aprenderse las letras de los Saltimbanquis, y siempre tenía que tener un partenaire y ese era yo...Cuando él empezó con su banda –que justamente Parodi lo llamó porque lo escuchó cantar en la playa una murga con los amigos-, y nosotros íbamos con Hugo a esos recitales y a los de los Traidores, ADN y Neoh 23, ahí nos dimos cuenta que teníamos que tener una banda de rocanrol. Hugo tendría 19 o 20 años cuando empezó a estudiar guitarra y como para cantar en una banda se precisaba a alguien con una actitud particular para estar arriba del escenario que yo tenía, me tocó la parte del cantante. No tenía los atributos técnicos ni me interesaba pero a la larga uno va aprendiendo a fuerza de cantar en discos, o se aprende de tipos que te enseñan. Yo no me considero un cantante y siempre estuvo claro que mi hermano, de alguna manera iba a terminar cantando en algo.

 

 

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